La Naturaleza, la gran sanadora!

Este testimonio lo escribió una paciente y quise compartir cómo en su niñez, lo que la ayudó a ir amortiguando la dureza que vivió, fue la naturaleza y la amistad!

 

Hasta el día de hoy, me duelen las heridas del pasado y sigue curándome el alma la naturaleza que me rodea. Me resulta espectacular, esplendida. Como cuando era niña es un bálsamo para mí. Les cuento... solía vivir en un mundo horrible lleno de violencia, descuido y abusos, a pesar de ello no me sentí nunca víctima, me defendí, herí e hice lo que necesité para sobrevir, desde los cinco años, llegue a incomodar a muchos adultos, era sin duda una presencia inconveniente desde esa edad, en fin...he de decir que, resulta difícil obviar golpes, palabras y ácido... así como que la gente que en literatura debe amarte es de quienes debes cuidarte, es casi imposible no llenarse de odio, amargura y dolor, contra todo, la vida, el haber nacido de ellos, tu mundo...y de repente como magia, de forma inexplicable que tú y una alma torturada como la tuya descubran un mundo nuevo, lleno de exhuberante naturaleza de la que podíamos gozar, disfrutar, alegrarnos y con el tiempo aprender.


Estar flotando en un río de agua fresca rodeada de una imponente y salvaje naturaleza, me limpiaba el el alma, me quitaba odios y dolor, era como purificarse, aliviarse,refugiarse en ella, esas conversaciones entre selva y piedras de río vivirán siempre en mí.
Tener esa naturaleza el poder y la sabiduría, sin decir palabra de enseñarnos a sobrevivir tormentas, sequías y erupciones volcánicas, supe de adaptación antes de que estuviera en todos los labios, la vi y aprendí, al no tener adultos que nos guiarán decidimos disfrutar y aprender del entorno, de lo bello, de la naturaleza.
Vimos a esa selva ser generosa sin importar lo que le sucedía, ser esplendida sin importar lo que le diéramos, ser nuestra sí que fuéramos suyos.
Nos enseñó del amor, de la resiliencia, de ser sin importar el entorno.