Esta técnica nos lleva primero a honrar nuestro dolor, a quitar esa energía de forma consciente y trabajar nuestra necesidad de tener dolor, de haber tenido la razón, de juzgar y de condenar. Esta necesidad muy humana, yace en la profundidad de nuestro ser, porque es una manera de recibir compasión mal aspectada y atención. Esta técnica va desalojando toda esa energía de dolor y de no aceptación de la diversidad humana de nuestra aura y de nuestra alma, abriéndonos un camino nuevo.