Nuestros chakras, nuestras ventanas, nuestros vórtices por donde ingresa la energía a nuestro Ser físico, Emocional y Espiritual. Nuestra comunicación con el mundo exterior. El lugar invisible para los ojos físicos donde se van juntando las emociones en forma de enegía hecha nudos, rasguños, molotes, agujeros, bultos, etc y que debido a que nos los vemos, no los podemos limpiar de estas energías tan fácilmente.
Mientras más limpios de esos obstáculos están nuestros chakras, mejor entra la energía a nuestros cuerpos y en mejor salud a todo nivel estaremos.
Los chakras se van desarrollando como una flor, conforme vamos haciendo nuestro recorrido del alma en la vida como si fueran escalones que vamos subiendo poco a poco, uno a uno y en cada uno de ellos, desarrollamos atributos, características y cualidades positivas.
No todas las personas se van de esta vida habiendo desarrollado esas cualidades y no todas las personas viven una vida sana y en armonía.
Cuando llegamos a la vida, el chakra primero, que está conectado a mamá, se empieza a conectar con la tierra. Este proceso tarda más o menos 7 años. Durante ese tiempo estaremos desarrollando cualidades de amor a la vida, de respeto a los seres vivos, integración con nuestro clan, reacciones de sobrevivencia y de huída también ante una emergencia o peligro entre otros.
Si mamá no estaba bien enraizada a la tierra, al planeta, es muy posible que nosotros entremos a la vida desenraizados. Si somos separados de mama antes de estar adaptados y enraizados al planeta, nos quedaremos con el chakra funcionando a medias y tendremos síntomas como depresión, apatía ante la vida, desgano o cansancio.
Continuará
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